Piero Taruffi, más conocido en aquella época como "El Viejo Zorro Plateado", el cuál terminó su carrera deportiva con una victoria en la última prueba de "Mille Miglia", es quién nos narra una de las grandes hazañas del piloto Bernd Rosemeyer, un hombre poseía un extraordinario talento natural, el cuál llegó a impresionar a generaciones posteriores del mundo del motor por logros que llegó a cosechar a pesar de su corta vida.
El siguiente relato es narrado por el mismísimo "Viejo Zorro Plateado":
"En aquella legendaria Carrera de Nuvolari en 1940, conducía un Bugatti. Durante el descenso hacia Adenau, mi motor explotó, derramando aceite por la pista. Me detuve rápido y salté inmediatamente del coche para alertar a los siguientes corredores del peligro. Pero Bernd Rosemeyer venía tan cerca que no tuve tiempo de avisarle. Entró de lleno con las cuatro ruedas en la mancha de aceite. El pesado coche de "Auto Union" bailaba y giraba sin control de lado a lado. Aún me pregunto, cómo consiguió Rosemeyer controlar a ese monstruo descontrolado. Rosemeyer forzó rápidamente en la dirección deseada y desapareció de mis ojos como un fantasma. Sin duda únicamente un conductor excepcional podría manejar esa masa salvaje de acero".
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